La boda de Mariah de Visser en Middelburg
Hay historias que se cuentan sin palabras, solo con miradas, gestos y la luz de un día especial. Así fue la boda de Mariah de Visser en Middelburg, una celebración donde la serenidad del entorno se unió con la belleza natural de la novia y la sutileza de los detalles para crear una atmósfera inolvidable.
El escenario elegido, Landgoed Twistvliet, ofrecía el encanto de una finca señorial rodeada de naturaleza, con jardines amplios y una arquitectura que respira historia. Entre tonos verdes y muros de piedra, el ambiente se llenó de calma y romanticismo, perfecto para una ceremonia íntima y elegante.
Mariah lució un vestido que parecía fluir con la luz. El diseño, de líneas puras y delicados bordados, combinaba la sofisticación del encaje con la ligereza de los tejidos más finos. Las mangas transparentes, cubiertas de aplicaciones florales, aportaban un aire etéreo y artesanal, mientras que el velo largo, de encaje sutil en el borde, completaba un look de ensueño.
El peinado recogido, realzado por una tiara brillante, enmarcaba su rostro con elegancia clásica. Y como toque final, los pendientes de PETRÏTA, una creación que unía diseño y sensibilidad, aportando destellos suaves que acompañaban cada movimiento con una luz propia.
Las fotografías, firmadas por ElisabethChristina Photography, capturaron con maestría la esencia de la jornada: la calma del momento previo, la emoción contenida en cada mirada y la complicidad entre los novios. Cada imagen es un suspiro, una historia detenida en el tiempo.
La boda de Mariah de Visser fue un encuentro entre lo clásico y lo contemporáneo, entre la emoción y la elegancia. Una historia contada a través de los detalles: el brillo de unas joyas, la textura del encaje, la luz del norte reflejada en cada instante.
